La militancia podrá ganar una, dos o decenas de elecciones. Tal vez el movimiento pueda conseguir importantes transformaciones con leyes o modelos. Pero si no se obtienen con todo ello, profundas transformaciones culturales, ideológicas y de los paradigmas sociales, éstas difícilmente sean duraderas, y siempre estarán expuestas al retroceso, al zarpazo destructivo de los enemigos del pueblo. Cómo ocurrió antes con el peronismo. Y todo lo hecho, todas los enormes esfuerzos, todas las luchas y batallas ganadas habrán sido absolutamente en vano. ¿Hemos comprendido las enseñanzas de la historia?
Se ha comenzado un camino aunque aún no se ha tomado la real trascendencia de todo ello. Es por demás preocupante entonces cuando nos preguntemos en algún momento ¿y después del kirchnerismo que? y la respuesta aún esté pendiente o no resuelta.
Las personas y los líderes son por un tiempo, pero las ideas y los sentimientos son para siempre. Néstor Kirchner debiera ser ese hecho que expresa Santaolalla: cultura por siempre y para siempre, pero en lo profundo de nuestro pueblo. ¡Ojalá lo sea!
